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5 estrategias del fabricante para fomentar la reparación

Por regla general, las reparaciones son especialmente aplicables a productos de alto valor y larga vida útil, de ahí que el sector en el que más se repara sea el automovilístico. El sector de los aparatos eléctricos y electrónicos sería el siguiente, y esto es lo que debería hacer:

1) En respuesta a un mayor mercado de reparación, los fabricantes se verán con la necesidad de realizar cambios en la disposición de la empresa, aumentando el enfoque a la producción de piezas de recambio.

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2) Establecer acuerdos con empresas de reutilización. Por ejemplo, desde 2015 Koopera cuenta con un acuerdo con un fabricante de electrodomésticos para el cumplimiento del objetivo separado de preparación para la reutilización de aparatos de intercambio de temperatura (FR1) y grandes aparatos (FR4), lo cual supone en torno a un 35% de las entradas anuales de aparatos que llegan a Koopera Electro.

3) La garantía mínima legal es de dos años, no obstante, la garantía comercial no tiene un mínimo estipulado. Esta garantía comercial supone un compromiso de reparación por parte de los propios fabricantes.

4) Una barrera a la reparación es la disponibilidad de piezas de recambio, que actualmente es de 5 años desde que un producto se desclasifica. Este plazo es independiente de la vida del producto. Armonizar la vida de un producto y la disponibilidad de piezas de recambio puede ser una estrategia a considerar. Esto se podría conseguir mediante:

  • un alargamiento de la obligación legal
  • instrumentos financieros que permitan fomentar este alargamiento
  • el uso de piezas estandarizadas (como los cargadores de móvil)

5) Ofrecer dispositivos de reemplazo mientras dure la reparación. Esta estrategia estaría vinculada a productos electrónicos en especial, como pueden ser los móviles o los ordenadores portátiles.

Fuente: https://www.euskadi.eus/contenidos/documentacion/diagnostico_reparacion/es_def/adjuntos/CAST-Diagnotisco_Reparacion_CAPV.PDF

Recomendaciones de la ONU para combatir la obsolescencia

Para las economías desarrolladas, habría dos posibilidades de extensión de la vida útil del producto. La primera perspectiva tendría que ver con el código abierto y se basa en la idea de que si los consumidores tienen mejor información, pueden tomar mejores decisiones de compra. En este sentido se recomiendan las siguientes medidas:

  • Legislar contra la obsolescencia programada.
  • Introducir unos criterios mínimos de durabilidad en los productos (ecodiseño) y desarrollar estándares de medición, prueba y verificación.
  • Introducir una etiqueta de vida del producto estimada por el fabricante.
  • Extender la garantía del producto favoreciendo al consumidor.
  • Garantizar por ley el derecho a la reparación. Por ejemplo, reduciendo el IVA de esta actividad y disponiendo de manuales de reparación y piezas de repuesto.
  • Realizar un seguimiento a largo plazo de los productos que más energía consumen permitiría rastrear el impacto de las diferentes generaciones de producto, y sugerir nuevas maneras de extender su vida útil.
  • Educar e informar a los consumidores de la importancia de la durabilidad y reparabilidad frente al consumo irreflexivo.

La segunda perspectiva sería cerrar el círculo y para las empresas supone mantener el control económico sobre sus productos a lo largo de toda su vida útil, incluida la etapa de consumo, a través de modelos comerciales alternativos como el arrendamiento o el pago por uso. Esto incentiva el desarrollo de productos duraderos y reutilizables. En este caso las recomendaciones serían:

  • Introducir la responsabilidad individual del productor para categorías de productos específicas.
  • Eliminar las barreras legales para el reacondicionamiento y la refabricación, así como las barreras comerciales que prohíben la importación de piezas de productos que se remanufacturarán.
  • Promover modelos de negocios alternativos que transformen a los consumidores de “propietarios” a “usuarios”.
Fuente: https://wedocs.unep.org/handle/20.500.11822/22394

7 propuestas para fomentar la reutilización

Reutilizar (segunda mano) un producto desechado y evitar su gestión como residuo es lo más deseable desde un punto de vista medioambiental. Sin embargo entraña ciertas dificultades que pueden salvarse con medidas como:

A) Establecer objetivos legales específicos para la preparación para la reutilización, como ya se ha hecho con los RAEE (del 2 al 4% de lo recogido).
B) Incentivar el ecodiseño, la durabilidad y la reparabilidad de los productos: poder acceder a su interior, no utilizar pegamentos en vez de tornillos, disponibilidad de piezas de repuesto…
Reutiliza
C) Facilitar un flujo de entrada de residuos a los centros de preparación para la reutilización.
D) Conservar el potencial de reutilización del producto desechado (electrodoméstico, textil, mueble) empezando por su depósito y recogida separada.
E) Reducir el IVA de productos que han sido preparados para su reutilización.
F) Licitar servicios teniendo en cuenta la preparación para la reutilización (vaciado de inmuebles, derribos, suministros o reemplazos…).
G) Crear estándares adecuados para los productos preparados para su reutilización, partiendo de que no sean peligrosos ni para el medio ambiente ni para la salud. Por ejemplo, los aparatos eléctricos y electrónicos de segunda mano estarían exentos de cumplir la restricción de ciertas sustancias peligrosas (RoHS).

Fuente: https://aeress.org/wp-content/uploads/Valoraciones-AERESS-EEEC-marzo-2018-v1.pdf

Bolsas de la compra. ¿Cuál es más ecológica?

En términos del calentamiento global que producen y de lo que agotan los recursos naturales no renovables (potencial de agotamiento abiótico, ADP), se descubrió lo siguiente con respecto a las bolsas de la compra:

  • El impacto medioambiental de cualquier tipo de bolsa está determinado por su uso y sus etapas de producción. Su transporte, su envasado y la gestión al final de su vida útil tienen una influencia mínima.
  • El reciclaje o el compostaje generalmente producen solo una pequeña reducción del potencial de calentamiento global y de agotamiento abiótico.
  • Independientemente del tipo de bolsa que se use, la clave para reducir su impacto es reutilizarla tantas veces como sea posible.
  • Cuando la reutilización para compras no sea posible, cualquier otro tipo de uso resulta más beneficioso (por ejemplo como bolsa de basura) que reciclarlas.
  • Las bolsas de mezcla de almidón y poliéster son peores que las bolsas de plástico convencionales, debido tanto al aumento del peso de la bolsa como al mayor impacto en la producción del material.
  • Las bolsas de papel, de polietileno de baja densidad (PEBD), de polipropileno (PP) sin tejer y las de algodón deben ser reutilizadas al menos 3, 4, 11 y 131 veces respectivamente para asegurar que su potencial de calentamiento global sea menor que las bolsas convencionales de polietileno de alta densidad (PEAD) sin reutilizar.

La parte que no se analizó en el estudio es lo altamente perjudicial que es para el medio ambiente el plástico abandonado, ya sea en tierra o en mar. Porque a diferencia del papel o el algodón, el plástico tardaría siglos en descomponerse. Por tanto, las mencionadas ventajas de las bolsas de plástico solo son efectivas si nos responsabilizamos de ellas y evitamos que puedan llegar a contaminar. Teniendo en cuenta este último punto este sería el ranking de bolsas más ecológicas:

*Fuente: https://www.gov.uk/government/publications/life-cycle-assessment-of-supermarket-carrierbags-a-review-of-the-bags-available-in-2006

Índice de reparabilidad

El predominio de los aparatos sin arreglo es un problema tanto para los consumidores como para el planeta, sobre todo si se tiene en cuenta que la basura electrónica es el flujo de residuos que más rápido crece en el mundo.

Para ayudar a los consumidores a elegir productos más reparables, y para incentivar a los fabricantes a facilitar la reparación, Francia ha empezado a exigir una etiqueta de reparabilidad para dispositivos electrónicos como ordenadores portátiles y teléfonos móviles.

Repair scorecard

Con el fin de clasificar a los fabricantes según su apoyo a la reparación, el Fondo de Educación del Grupo de Investigación de Interés Público de EE.UU., con la ayuda de iFixit.com, ha compilado los datos del etiquetado francés de 187 dispositivos de 10 grandes marcas. Dado que la reparación de los productos depende de su capacidad para acceder a los materiales de reparación necesarios, esta nueva valoración también tiene en cuenta si las empresas ejercen presión contra el llamado derecho a reparar, ya sea directa o indirectamente.

Saber qué fabricantes tienen una puntuación más alta o más baja en según qué criterios de reparabilidad, como el precio de las piezas o la documentación de las reparaciones, puede ayudar a los consumidores a entender qué problemas pueden encontrar con un producto determinado. Y al mismo tiempo, permite a los fabricantes mejorar sus productos, porque gracias a esta calificación abandonan prácticas de diseño insostenibles.

Fuente: https://uspirg.org/reports/usp/failing-fix

Reciclaje de paneles fotovoltaicos

Entre 2016 y 2018 solo se recogió el 8,7% de los residuos de paneles fotovoltaicos puestos en el mercado. En este sentido, resultaría necesario que estos paneles figurasen en una categoría de residuos diferente a los RAEE, con unos objetivos de recogida acordes a sus características propias y distintos a los de puesta en el mercado.

Y esto porque el reciclaje de paneles fotovoltaicos está condicionado por:
• Su larga vida útil (alrededor de 30 años). Actualmente no se genera un volumen suficiente de estos residuos que permita obtener economías de escala y que rentabilice la creación de instalaciones de reciclaje específicas. Las proyecciones apuntan a que el volumen anual de residuos de paneles alcance las 30.000 toneladas a finales de esta década.
• Su composición. Los paneles fotovoltaicos de silicio son los mayoritarios en el mercado y están compuestos principalmente por vidrio (75% del peso) correspondiente a la base de la superficie, y un 10% de polímero en el encapsulante y la lámina posterior. Además, el panel cuenta con un marco de aluminio (8%), células de silicio (5%), interconectores de cobre (1%) y líneas de contacto de plata (0,1%). Los materiales de elevado valor se encuentran en pequeñas cantidades, si bien el contenido de aluminio sí que resulta atractivo y fácilmente extraíble.

Panel fotovoltaico

La recuperación de las obleas de silicio supone un verdadero reto, y actualmente el que se consigue extraer no dispone de la pureza suficiente para poder destinarse a otros usos. Se espera que la recuperación del silicio sea una prioridad en los próximos años, debido a las perspectivas de demanda de paneles fotovoltaicos y la escasez de este material (considerado materia prima fundamental para la Unión Europea desde 2020).
• Su reutilización. Cuando los paneles son descartados por las grandes plantas de generación pueden ser destinados al autoconsumo de empresas y hogares. Sin embargo, la demanda actual de paneles reutilizados es escasa debido a los precios bajos de los paneles nuevos provenientes en su mayor parte de China.

Fuente: https://www.recyclia.es/2021/II-INFORME-RECYCLIA.pdf

Reacondicionar los teléfonos inteligentes es la mejor opción

Los teléfonos inteligentes suponen aproximadamente el 10% de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) mundiales. Las ventas han crecido tanto que los materiales necesarios para producirlos (incluidos metales preciosos) cada vez son más escasos.

El reciclaje es la mejor opción cuando los teléfonos inteligentes efectivamente llegan al final de su vida útil. Pero mantenerlos en uso durante más tiempo reduce la extracción de recursos para fabricar nuevos dispositivos y reduce la gestión de residuos.

Incentivar la reparación supondría la entrada en el mercado de cada vez más proveedores de servicios, lo que proporcionaría mayores niveles de competencia y haría bajar los precios, actualmente elevados en comparación con el producto nuevo.

Residuos smartphones
La Unión Europea ya ha introducido el “derecho a la reparación”, que también debería incluir las actualizaciones de software para que los fabricantes no puedan negarse a actualizar tras un periodo de tiempo predeterminado. Así se podrían mantener en uso teléfonos que de otro modo quedarían inservibles.

Por otra parte, mientras que los teléfonos se han vendido a menudo a través de contratos de 18-24 meses, éstos podrían convertirse simplemente en arrendamientos, donde el teléfono se devuelve al final del período contractual. Esto permitiría a los fabricantes recuperar toda la materia prima de sus productos y renovarlos para una segunda, tercera o cuarta vida. El uso de sistemas de depósito para incentivar la devolución de los teléfonos iría en la misma línea de recuperar el mayor número de dispositivos.

Fuente: https://www.weforum.org/agenda/2021/07/repair-not-recycle-tackle-ewaste-circular-economy-smartphones/

El coste global de los residuos electrónicos

Los consumidores sustituyen los aparatos electrónicos al menor inconveniente, y pocos eligen la reparación sobre el reemplazo. Y ese aumento en el consumo de la electrónica tiene dos efectos medioambientales adversos:

  1. Incrementa la extracción de minerales escasos como oro, plata, platino, titanio, mercurio, plomo o cobre.
  2. Las grandes cantidades de dispositivos desechados producen unos residuos contaminantes de difícil gestión. En las plantas de reciclaje, los dispositivos tienen que ser laboriosamente ordenados y desmontados, con especial atención a los materiales tóxicos. Esto puede llegar a hacer inviable el negocio de su reciclaje.
¿De quién es la responsabilidad?
  1. La reparación y reutilización son la mejor opción, pero la obsolescencia obstaculiza una segunda oportunidad si los dispositivos antiguos no reciben soporte de fabricantes y desarrolladores. Ellos son los que hacen cada vez menos viable mantener un viejo aparato, incluso haciendo (mal) uso de las actualizaciones de software para acabar de inutilizarlo.
  2. Los gobiernos deben regular la gestión de estos residuos. Además de premiar a las empresas con buenas prácticas (sin obsolescencia programada, que alarguen la vida útil, con programas de recompra y reciclaje de antiguos modelos…) o fomentar la creación de centros de reparación y reutilización, con beneficios sociales añadidos como dar trabajo a personas en riesgo de exclusión social.
  3. Los consumidores pueden resistirse, o al menos retrasar, la adquisición de nuevos dispositivos hasta que realmente los necesiten. Pueden reparar y/o revender dispositivos cuando sea posible. Y sino, como mínimo, los deberían reciclar.

La electrónica siempre ha producido residuos complejos, pero la cantidad y la velocidad de descarte ha aumentado exponencialmente en los últimos años. Hubo un tiempo en que los televisores se mantenían durante más de una década, pero ahora casi no hay ningún dispositivo que dure más de un par de años en manos del propietario original.

Fuente: http://www.theatlantic.com/technology/archive/2016/09/the-global-cost-of-electronic-waste/502019/

Principios en la cadena de valor de las baterías

Ante el aumento masivo del uso de baterías recargables, Amnistía Internacional pide lo siguiente a los fabricantes de los aparatos eléctricos y electrónicos que funcionan con baterías:

  • Que los diseñen con la perspectiva del reciclaje porque así permitirían que puedan seguir utilizándose incluso después de que la batería original empiece a perder capacidad. Tiene que ser sencillo extraer una batería para su reciclaje o su reutilización para almacenamiento en instalaciones fijas. Las baterías no deben acabar en vertederos.
  • Establecer estándares e incentivos (fiscales) de eficiencia energética para productos que ahorren energía durante la fase de uso y que, por tanto, utilicen baterías más pequeñas que se fabriquen con menos recursos naturales.

Baterías

  • La duración de las baterías de ion-litio debe aumentarse para que sea de 5 años como mínimo, y los dispositivos deben concebirse de manera que la sustitución de la batería sea segura y rentable.
  • Los fabricantes deben diseñar dispositivos de los que se puedan retirar las baterías con herramientas normales sin dañar el producto y proporcionar instrucciones para su retirada segura.
  • En la fabricación debe evitarse o minimizarse el uso de materiales peligrosos.

En definitiva se trata de aumentar la durabilidad, reparabilidad y reutilización de los productos que funcionan con batería. Porque las deficiencias de diseño, operación y gestión de residuos de las baterías son la causa de una creciente contaminación y daños para la salud.

Fuente: https://www.amnesty.org/download/Documents/ACT3035442021SPANISH.PDF

Oportunidades de mercado relacionadas con los residuos

La Comisión de Comercio y Desarrollo Sostenible ha identificado 60 oportunidades de negocio que contribuyen al logro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

En materia de residuos, las oportunidades están directamente alineadas con la economía circular y la reducción del desperdicio alimentario (alimentos y envases). Al adoptar un enfoque circular para el diseño, la fabricación y la reutilización, estos modelos de negocio mantienen los recursos en juego durante el mayor tiempo posible, recuperando y reutilizando los materiales y productos usados:

davos_informe_2017

  1. Modelos circulares en automoción. Las tasas de recogida de vehículos al final de su vida son en general muy altas (más del 70% en la UE, por ejemplo). Sin embargo, solo un pequeño número de componentes suele ser el responsable de poner fin a la vida útil de un vehículo, que podría ampliarse significativamente si estos componentes se rehicieran y utilizaran en coches de ocasión.
  2. Modelos circulares en los aparatos eléctricos y electrónicos. Muchos electrodomésticos y mucha maquinaria industrial están bien adaptados a los modelos circulares, pero son recogidos y reutilizados mucho menos que los coches. Una lavadora, por ejemplo, suele contener entre 30 y 40 kg de acero, por lo que una máquina reacondicionada podría reducir los costes de materiales en un 60%. Las empresas podrían pasar de la venta al alquiler de maquinaria o reparación, para asegurarse que la recogida y la renovación sean óptimas. Este cambio animaría a los fabricantes a diseñar productos con menores riesgos de quedar obsoletos y mayor durabilidad.
  3. La economía colaborativa. Al revender, ofrecer, intercambiar, alquilar y prestar ayuda, estos modelos prolongan la vida útil de bienes que consumen recursos, disminuyen la demanda de recambios y reducen los residuos hasta un 20%.
Fuente: http://report.businesscommission.org/uploads/BetterBiz-BetterWorld_170215_012417.pdf