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Cómo deshacerse de los aparatos eléctricos y electrónicos

Cualquiera que tenga un aparato eléctrico o electrónico usado o viejo tiene dos opciones: destinarlo a su reutilización o desecharlo separadamente del resto de residuos. La primera opción es la más deseable, incluso en el caso de que los aparatos usados no funcionen correctamente. Ese segundo uso solo será posible si se entrega:

֍ a entidades sociales sin ánimo de lucro que arreglan y/o venden esos aparatos,
֍ a empresas dedicadas al mercado de segunda mano con entrega in situ o con recogida a domicilio, o
֍ a través de otras vías de reutilización y alargamiento de la vida útil de los productos, como por ejemplo de particular a particular.

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En el segundo supuesto, la responsabilidad medioambiental de los usuarios de estos aparatos concluye con la entrega del residuo (RAEE) en las instalaciones o puntos de recogida:
֍ de las Entidades Locales. Es decir, en los puntos limpios de los ayuntamientos, que pueden ser:

– fijos: instalación permanente en un punto concreto del municipio.
– móviles: cuando un camión multirresiduo recorre diferentes zonas del municipio.

֍ de los distribuidores. En muchas tiendas que venden estos aparatos hay contenedores específicos donde depositarlos cuando se convierten en residuos.
֍ de los gestores de residuos. Requiere ir a la instalación del gestor autorizado a entregar el RAEE.
֍ con su entrega en las redes de recogida de los productores de AEE. Los productores de aparatos eléctricos y electrónicos son, a grosso modo, los fabricantes o importadores.

Alargascencia contra obsolescencia

El término “alargascencia” se refiere tanto al movimiento creado por la asociación Amigos de la Tierra, como a la acción que busca aumentar la vida útil de los productos, reduciendo, de esta manera, el consumo de recursos naturales. En contraposición, un producto obsolescente es aquel que está volviéndose anticuado.

En Francia ya han constatado que ampliar la vida útil de aparatos eléctricos y electrónicos siempre genera un beneficio, tanto económico como medioambiental. Para ello han analizado lo que sucede en televisores, ordenadores portátiles, smartphones, impresoras, lavadoras, neveras, lavavajillas, secadoras, hornos, aspiradores y microondas. Si estos 11 electrodomésticos duraran 10 años, un hogar podría ahorrarse entre 962 y 1.995 €, y se podría evitar la emisión de 219 a 528 kg de CO₂. Los mayores ahorros se atribuirían a los dispositivos multimedia (80% de ahorro económico y 70% de ahorro de CO₂ emitido) porque son los que menos duran actualmente. El resto de electrodomésticos que duraran 10 años bajarían el ahorro a un 18% en euros y un 30% en CO₂.

El beneficio siempre será mayor cuanto más dure el producto, excepto en los casos cuyo reemplazo sea más positivo debido a mejoras significativas en el consumo energético del aparato. Por ejemplo, sustituir antiguas bombillas halógenas por nuevas bombillas LED.

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En la legislación española, a diferencia de la francesa, no se proporcionan herramientas que desarrollen los criterios para prolongar la vida útil de los productos y servicios, ni tampoco para proporcionar información a los consumidores por parte de las empresas productoras.

Fuente: https://librairie.ademe.fr/cadic/126/evaluation-economique-environnemental-allongement-duree-eee-foyer-2020.pdf

La vida útil de los productos influye en su impacto medioambiental

¿Qué etapa de todo el ciclo de vida de nuestros productos eléctricos y electrónicos es la que más contribuye al calentamiento global? Esta es la pregunta que ha intentado responder un estudio de la Oficina Europea del Medio Ambiente. Una de las conclusiones que se extraen de él es que los productos tecnológicos tendrían que tener una vida útil mucho más larga que la que tienen para poder contrarrestar su impacto medioambiental. Esto es debido a que se usan menos de lo que permite su vida útil técnica, es decir, se reemplazan aunque sigan funcionando. Por eso, para que su uso fuese más prolongado en el tiempo esos productos deberían:

  • Poder actualizar su hardware y software
  • Tener una batería y pantalla fácilmente reemplazable
  • Tener carcasas intercambiables

Es el caso de productos estudiados como teléfonos inteligentes o portátiles. Así se ha observado que la fabricación de teléfonos inteligentes en Europa es la que tiene el mayor impacto medioambiental de todos los productos analizados. Esto se debe a que la producción de sus componentes requiere mucha energía y muchos tipos de materiales (algunos difíciles de obtener). De igual manera, la mayor parte del potencial de calentamiento global de un portátil está vinculado a las etapas en las que no se utiliza. La fabricación, distribución (transporte) y gestión del residuo (eliminación) representan aproximadamente el 52% del impacto medioambiental total de un portátil, y el 72% en el caso de un teléfono inteligente.

¿Cuánto tendría que durar para minimizar su impacto medioambiental?

¿Cuánto tendría que durar para minimizar su impacto medioambiental?

Si se tiene en cuenta todo el ciclo de vida, las lavadoras son las que producen el mayor impacto medioambiental. Seguidas de los teléfonos inteligentes, portátiles y ya más lejos estarían las aspiradoras, cuyo mayor impacto también proviene de la fase de utilización como las lavadoras.

Fuente: https://eeb.org/wp-content/uploads/2019/09/Coolproducts-report.pdf

Etiquetado de aparatos eléctricos y electrónicos

En la Unión Europea, con objeto de facilitar la eliminación y recogida separada de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), los productores deben marcar con el símbolo inferior los AEE que introduzcan en el mercado. Además, también es habitual que los aparatos eléctricos y electrónicos lleven una etiqueta con las letras “RoHS”. Esta etiqueta no estandarizada señala que ese producto no lleva más cantidad de la permitida en seis sustancias tóxicas concretas (Restriction of Hazardous Substances):

  • Cadmio(Cd) – 100 mg/kg
  • Plomo (Pb) – 1000 mg/kg
  • Mercurio (Hg) - 1000 mg/kg
  • Cromo hexavalente (Cr (VI)) - 1000 mg/kg
  • Bifenil polibromado (PBB) – 1000 mg/kg
  • Difenil éter polibromado (PBDE) - 1000 mg/kg

Estas restricciones se aplican actualmente en la Unión Europea, Noruega, Turquía, Rusia, Kazajistán, Bielorrusia, India, China, Taiwán, Japón, Corea del Sur, y California.

Etiqueta RAEE

Etiqueta de la Unión Europea

En Japón, se exige a fabricantes e importadores exponer la información de los aparatos que contengan alguna de estas seis sustancias peligrosas. La etiqueta es verde si no se exceden las cantidades máximas de sustancias peligrosas, o si por el contrario, requiere gestionarse en la cadena de suministro para su adecuado reciclaje.

Japón RoHS

Etiqueta de Japón

En China, la ley también obliga a etiquetar los aparatos eléctricos y electrónicos. El punto verde solo debe ponerse cuando se cumple con los niveles máximos de sustancias peligrosas. En caso contrario hay que utilizar el naranja, donde los números indican los años de uso respetuoso con el medio ambiente desde la fabricación. Por ejemplo, en el caso de las baterías sería en torno a 5 años y en el caso de monitores o notebooks sería de 10 años.

China RoHS

Etiqueta de China

La figura del representante autorizado

¿En qué consiste ser representante de autorizado de un productor de aparatos eléctricos y electrónicos (AEE)? Lo primero es aclarar quién es productor de AEE, que puede identificarse como un:

  1. Fabricante de esos aparatos.
  2. Vendedor de marca blanca, marca propia o marca de distribución.
  3. Importador de esos aparatos (puede ser un distribuidor).

Ser productor de estos aparatos conlleva una serie de obligaciones que están estandarizadas en toda la Unión Europea. Cuando un productor no tiene sede legal en alguno de los países donde venda, debe tener en cuenta la legislación aplicable en ese país. En el caso de la Unión Europea y otros países como EEUU, Canadá o China, la legislación obliga a los productores que no tienen sede legal a derivar su responsabilidad a un representante autorizado de AEE establecido en ese país. De esta manera, el principio de “quien contamina paga” se aplica allá donde el aparato se ponga en el mercado, al margen de donde esté ubicado su productor.

Al igual que en otros países, si un productor extranjero vende AEE directamente en España y no tiene sede legal, entonces está obligado a tener un representante autorizado que se haga cargo de la gestión de esos aparatos como futuros residuos especiales que son. Y al revés, si una empresa fabricante española vende AEE sin intermediarios en Francia, por ejemplo, debe tener un representante autorizado en ese país.

El etiquetado circular

Desde hace 30 años, la etiqueta energética ha ayudado a los europeos a elegir los aparatos en función de su ahorro de energía. Sin embargo, a medida que Europa se desplaza hacia una economía circular, mirando más allá del modelo actual de extraer/comprar→hacer/usar→desechar, la etiqueta energética también debe evolucionar y reflejar este cambio. Hoy en día, los consumidores esperan que los productos que adquieran no solo sean eficientes desde el punto de vista energético, sino que también duren y se puedan reparar. Con escalas objetivas sobre la durabilidad del producto, la capacidad de reparación y el impacto ambiental, los consumidores podrán elegir mejor. Y esto, a su vez, estimulará la innovación y la competencia en sostenibilidad/circularidad.

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ECOS, una ONG que fomenta la vertiente medioambiental en el desarrollo de estándares y especificaciones técnicas, considera que es momento de que el etiquetado de los productos ayude a cumplir los objetivos de la economía circular. Por ello ha propuesto esta nueva etiqueta que sirve para destacar los productos eléctricos y electrónicos más sostenibles y guiar a los consumidores hacia ellos. Esto lo conseguiría informando explícitamente de:

  • La garantía ofrecida, la duración esperada del producto o sus partes y el tiempo durante el cual estarán disponibles las actualizaciones de software.
  • La disponibilidad de piezas de repuesto y de las instrucciones de reparación.
  • Parámetros ambientales clave como el consumo de agua del producto, gases de efecto invernadero, y decibelios que emite o si tiene componentes tóxicos.

6 propuestas para fomentar el uso circular de los aparatos

La cantidad de materias primas y sustancias nocivas empleadas en la fabricación de los aparatos eléctricos y electrónicos (AEE) son incompatibles con el carácter finito de los recursos y los estándares de protección ambiental. Además, la cantidad de RAEE generados es inasumible por las propias capacidades de gestión de residuos, lo que provoca soluciones irregulares como el depósito en vertederos o traslados clandestinos a países en vías de desarrollo.

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Kilos de RAEE generados por habitante al año (pinchar para ampliar)

El sector eléctrico y electrónico afronta un reto particular en cuanto a prevención de residuos se refiere: las características técnicas de los AEE, los breves ciclos de innovación a los que están sometidos y las actuales dinámicas de consumo provocan que a menudo sean desechados cuando todavía son funcionales o fácilmente reparables.

Por tanto, los ámbitos de actuación prioritarios para la economía circular en materia de RAEE serían:

1.  Aumentar la garantía legal de los AEE
2. Regulación específica contra la obsolescencia programada
3. Fomentar los servicios de reparación
4. Establecer unos objetivos específicos de preparación para la reutilización
5. Etiquetado de durabilidad en los AEE
6. Contratación pública ecológica (las obras, los servicios o los suministros cumplen unos requisitos medioambientales)

Las dos primeras opciones en la jerarquía de residuos son la prevención y la preparación para la reutilización, por lo que resulta especialmente importante avanzar en un tipo de diseño y producción de AEE que tenga en cuenta y facilite la reparación de estos productos y su posible actualización, así como su reutilización, desmontaje y reciclado. También la gestión de estos residuos debe optar por aquellas técnicas de valorización que optimicen la recuperación de aparatos y piezas con el menor gasto posible de energía y nuevos materiales (preparación para la reutilización, reparación, actualización) por encima de las técnicas de eliminación (vertido, incineración).

Fuente: http://www.actualidadjuridicaambiental.com/wp-content/uploads/2018/11/2018_11_12_Puentes_RAEE-economia-circular.pdf

¿Cuál es el papel del consumidor en la obsolescencia?

Un estudio canadiense analiza la obsolescencia y la tendencia creciente de los consumidores a reemplazar electrodomésticos y dispositivos electrónicos antes del final de su vida útil. Esta predisposición no se debe a que los aparatos ya no sean funcionales o duraderos, sino a que simplemente el consumidor prefiere adquirir un nuevo producto por razones técnicas, estéticas o psicológicas. Estos son los resultados más destacados del estudio:
en_obsolescencereport_equiterremay2018_Página_01• El 80% de los encuestados compraron sus aparatos nuevos, lo que sugiere una baja inclinación a la reutilización.
• El 86% de los encuestados dijo que los aparatos están diseñados deliberadamente para tener una vida útil corta.
• Menos de la mitad de los consumidores son conscientes del papel que desempeñan en el fenómeno de la obsolescencia.
• Pocos encuestados mantienen sus dispositivos más allá de lo que consideran que es su vida útil razonable.
• Los mayores consumidores (15%) han adquirido 5 o más aparatos en dos años. Los que no han comprado ninguno también representan aproximadamente el mismo porcentaje.
• Solo el 19% de los encuestados afirma haber realizado reparaciones en sus electrodomésticos y el 26%, en sus dispositivos electrónicos.
• Las estrategias de marketing diseñadas por los productores de esos aparatos (promociones, programas de fidelidad o puntos, planes de actualización) pueden tener una influencia significativa en la obsolescencia.

El consumo desmedido tiene un impacto negativo en el medio ambiente, la salud humana y nuestra economía. Este estudio pone de manifiesto cómo la cultura del usar y tirar ha arraigado en nuestras vidas y se ha convertido en la norma.

Fuente: https://cms.equiterre.org/uploads/en_obsolescencereport_equiterremay2018.pdf

El fin de la obsolescencia programada

La Oficina Europea del Medio Ambiente estimó que, para compensar su huella ecológica, los teléfonos móviles tendrían que durar como mínimo 25 años, lejos de los tres años de media actuales. Asimismo, la Comisión Europea advierte de que se producen pérdidas de valor cuando productos total o parcialmente funcionales se desechan porque no son reparables, no puede sustituirse la batería, el software carece ya de soporte o no se recuperan los materiales incorporados en los dispositivos.

Por ejemplo, respecto al software, las actualizaciones periódicas (por motivos de seguridad u otros) contribuyen a que los aparatos con cierta antigüedad se vuelvan más lentos y llegue un momento en que dejen de funcionar. Respecto al hardware, antes los componentes electrónicos estaban a la vista pero ahora se integran en chips, porque es más barato de fabricar pero supone un problema a la hora reparar el dispositivo.

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La normativa europea está avanzando hacia un diseño de los aparatos electrónicos que conlleve una manera de poder ser reparados y que el coste de la reparación no sea más caro que el de comprar uno nuevo. Además, quiere dotar a los dispositivos de un pasaporte digital que dé información sobre la vida útil estimada, las posibilidades de desmontaje y reparación, la gestión del producto al final de su vida útil…

El problema es que, por el momento, los fabricantes no están demasiado comprometidos, en parte porque los consumidores no le dan un gran valor a la reparabilidad en su decisión de compra.

Fuente: https://www.abc.es/economia/usar-tirar-obsolescencia-programada-productos-siempre-20221211200348-nt.html

5 estrategias del fabricante para fomentar la reparación

Por regla general, las reparaciones son especialmente aplicables a productos de alto valor y larga vida útil, de ahí que el sector en el que más se repara sea el automovilístico. El sector de los aparatos eléctricos y electrónicos sería el siguiente, y esto es lo que debería hacer:

1) En respuesta a un mayor mercado de reparación, los fabricantes se verán con la necesidad de realizar cambios en la disposición de la empresa, aumentando el enfoque a la producción de piezas de recambio.

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2) Establecer acuerdos con empresas de reutilización. Por ejemplo, desde 2015 Koopera cuenta con un acuerdo con un fabricante de electrodomésticos para el cumplimiento del objetivo separado de preparación para la reutilización de aparatos de intercambio de temperatura (FR1) y grandes aparatos (FR4), lo cual supone en torno a un 35% de las entradas anuales de aparatos que llegan a Koopera Electro.

3) La garantía mínima legal es de dos años, no obstante, la garantía comercial no tiene un mínimo estipulado. Esta garantía comercial supone un compromiso de reparación por parte de los propios fabricantes.

4) Una barrera a la reparación es la disponibilidad de piezas de recambio, que actualmente es de 5 años desde que un producto se desclasifica. Este plazo es independiente de la vida del producto. Armonizar la vida de un producto y la disponibilidad de piezas de recambio puede ser una estrategia a considerar. Esto se podría conseguir mediante:

  • un alargamiento de la obligación legal
  • instrumentos financieros que permitan fomentar este alargamiento
  • el uso de piezas estandarizadas (como los cargadores de móvil)

5) Ofrecer dispositivos de reemplazo mientras dure la reparación. Esta estrategia estaría vinculada a productos electrónicos en especial, como pueden ser los móviles o los ordenadores portátiles.

Fuente: https://www.euskadi.eus/contenidos/documentacion/diagnostico_reparacion/es_def/adjuntos/CAST-Diagnotisco_Reparacion_CAPV.PDF