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¿Cómo se reciclan los RAEE?

Los residuos de aparatos eléctricos o electrónicos (RAEE) son un grupo de residuos que, debido a su diversidad, están fabricados con materiales de tipología y naturaleza muy heterogénea: plásticos, metales, vidrios, maderas, cartón o caucho. Además, los materiales que los componen pueden contener sustancias peligrosas, que si no se procesan separadamente mediante gestores especializados, por una mala manipulación o un destino final erróneo se pueden convertir en muy nocivos o suponer un riesgo grave para el medio ambiente y la salud humana.

GUIA_RESIDUOS_DOMESTICOS_ARAGON-25La preparación para la reutilización debe ser una de las primeras opciones en el manejo de residuos, ya que es material y energéticamente la más eficiente. Consiste en la comprobación, limpieza y/o reparación de aparatos descartados para posibilitar que vuelvan a usarse. Su recuperación dependerá en gran medida de una recogida separada y cuidadosa, de forma que no se dañen en la manipulación. Por ejemplo, los cartuchos de tinta, que también son RAEE, pueden ser reutilizados mediante su rellenado.

Para su reciclaje, los RAEE peligrosos se someten a una descontaminación, retirando sus posibles fluidos (refrigerantes, aceites y otros), y desmontando otros componentes peligrosos y valiosos. Tras su desmontaje y descontaminación, los residuos son tratados mediante procesos mecánicos de trituración o fragmentación, generándose diferentes materiales y fracciones que se destinan a operaciones de reciclaje y valorización y, en su caso, materiales no valorizables que se eliminan en vertedero.

Los procesos de reciclaje de las pilas y acumuladores son diferentes dependiendo de su tipología. Por ejemplo, las pilas de botón se valorizan mediante la destilación del mercurio, mientras que las pilas estándar o las baterías de móvil y de los automóviles se someten a un proceso hidrometalúrgico mediante el cual se separan todos los metales que contienen.

Fuente: https://www.aragon.es/documents/20127/674325/GUIA_RESIDUOS_DOMESTICOS_ARAGON-2019.06.12.15.27.25.pdf/6a0dca4d-6dbc-538a-ea40-c6088c9abe0a

6 propuestas para fomentar el uso circular de los aparatos

La cantidad de materias primas y sustancias nocivas empleadas en la fabricación de los aparatos eléctricos y electrónicos (AEE) son incompatibles con el carácter finito de los recursos y los estándares de protección ambiental. Además, la cantidad de RAEE generados es inasumible por las propias capacidades de gestión de residuos, lo que provoca soluciones irregulares como el depósito en vertederos o traslados clandestinos a países en vías de desarrollo.

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Kilos de RAEE generados por habitante al año (pinchar para ampliar)

El sector eléctrico y electrónico afronta un reto particular en cuanto a prevención de residuos se refiere: las características técnicas de los AEE, los breves ciclos de innovación a los que están sometidos y las actuales dinámicas de consumo provocan que a menudo sean desechados cuando todavía son funcionales o fácilmente reparables.

Por tanto, los ámbitos de actuación prioritarios para la economía circular en materia de RAEE serían:

1.  Aumentar la garantía legal de los AEE
2. Regulación específica contra la obsolescencia programada
3. Fomentar los servicios de reparación
4. Establecer unos objetivos específicos de preparación para la reutilización
5. Etiquetado de durabilidad en los AEE
6. Contratación pública ecológica (las obras, los servicios o los suministros cumplen unos requisitos medioambientales)

Las dos primeras opciones en la jerarquía de residuos son la prevención y la preparación para la reutilización, por lo que resulta especialmente importante avanzar en un tipo de diseño y producción de AEE que tenga en cuenta y facilite la reparación de estos productos y su posible actualización, así como su reutilización, desmontaje y reciclado. También la gestión de estos residuos debe optar por aquellas técnicas de valorización que optimicen la recuperación de aparatos y piezas con el menor gasto posible de energía y nuevos materiales (preparación para la reutilización, reparación, actualización) por encima de las técnicas de eliminación (vertido, incineración).

Fuente: http://www.actualidadjuridicaambiental.com/wp-content/uploads/2018/11/2018_11_12_Puentes_RAEE-economia-circular.pdf

¿Cuál es el papel del consumidor en la obsolescencia?

Un estudio canadiense analiza la obsolescencia y la tendencia creciente de los consumidores a reemplazar electrodomésticos y dispositivos electrónicos antes del final de su vida útil. Esta predisposición no se debe a que los aparatos ya no sean funcionales o duraderos, sino a que simplemente el consumidor prefiere adquirir un nuevo producto por razones técnicas, estéticas o psicológicas. Estos son los resultados más destacados del estudio:
en_obsolescencereport_equiterremay2018_Página_01• El 80% de los encuestados compraron sus aparatos nuevos, lo que sugiere una baja inclinación a la reutilización.
• El 86% de los encuestados dijo que los aparatos están diseñados deliberadamente para tener una vida útil corta.
• Menos de la mitad de los consumidores son conscientes del papel que desempeñan en el fenómeno de la obsolescencia.
• Pocos encuestados mantienen sus dispositivos más allá de lo que consideran que es su vida útil razonable.
• Los mayores consumidores (15%) han adquirido 5 o más aparatos en dos años. Los que no han comprado ninguno también representan aproximadamente el mismo porcentaje.
• Solo el 19% de los encuestados afirma haber realizado reparaciones en sus electrodomésticos y el 26%, en sus dispositivos electrónicos.
• Las estrategias de marketing diseñadas por los productores de esos aparatos (promociones, programas de fidelidad o puntos, planes de actualización) pueden tener una influencia significativa en la obsolescencia.

El consumo desmedido tiene un impacto negativo en el medio ambiente, la salud humana y nuestra economía. Este estudio pone de manifiesto cómo la cultura del usar y tirar ha arraigado en nuestras vidas y se ha convertido en la norma.

Fuente: https://cms.equiterre.org/uploads/en_obsolescencereport_equiterremay2018.pdf

Obligaciones para los gestores de RAEE

Los gestores de RAEE en España deben de cumplir una serie de obligaciones según su actividad de gestión. A continuación se detalla el apartado concreto del Real Decreto 110/2015, de 20 de febrero, sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos que las especifica (pinchar el enlace para leer el texto completo):

Gestión de RAEE

a) Actividades de recogida de RAEE (R‐13)

Han de cumplir las condiciones de almacenamiento fijadas en el Anexo VIII.1 (báscula, jaulas o contenedores, superficies impermeables, actividad bajo cubierto, etc…).

b) Actividades de preparación para la reutilización (R‐14)

• Deberán cumplir los requisitos técnicos establecidos en el Anexo IX.B
• Llegar a acuerdos con los gestores de tratamientos específicos para que estos alcancen los objetivos establecidos en el Anexo XIV.A y con los productores de AEE.

c) Actividades de tratamiento específico (R‐12)

Deben cumplir los requisitos establecidos en el:
Anexo VIII.2 en relación al almacenamiento.
Anexo XIII.
• Los objetivos mínimos de valorización establecidos en el Anexo XIV.A.
• No se podrán eliminar los RAEE que no hayan sido previamente sometidos a un tratamiento.

Preparación para la reutilización

Reutilización: cualquier operación mediante la cual productos o componentes que no sean residuos se utilizan de nuevo con la misma finalidad para la que fueron concebidos.

Preparación para la reutilización: la operación de valorización consistente en la comprobación, limpieza o reparación, mediante la cual productos o componentes de productos que se hayan convertido en residuos se preparan para que puedan reutilizarse sin ninguna otra transformación previa.

Directiva 2008/98/CE sobre residuos

Según la jerarquía de residuos, establecida por primera vez en la Directiva 2008/98/CE, la reutilización prevalece sobre el reciclaje y así figura en la legislación posterior de los países europeos. Pese a ello, se ha prestado atención preferente y casi exclusiva al reciclaje, pero se ha dedicado poco o ningún interés a apoyar estudios o proyectos que permitan optimizar la eficiencia de los procesos de reutilización o de preparación para la reutilización, así como a la normativa que posibilite la regulación de estas actividades. De hecho, los objetivos europeos y nacionales no distinguían entre reutilización y reciclaje, lo que ha conducido a que la logística y las instalaciones de tratamiento de residuos sean totalmente inadecuadas para la preparación de artículos para su posterior reutilización.

Los aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) son los que más deberían reutilizarse y sin embargo, según la lógica de mercado imperante, son los que tienen un ciclo de uso más corto. Cuando este se acaba no solo no se reutilizan, sino que ni siquiera se desechan correctamente, con los problemas medioambientales que esto acarrea. Según datos de la Unión Europea, se calcula que alrededor del 25% de los aparatos eléctricos que desechamos podrían reutilizarse.

De ahí que el Real Decreto 110/2015, sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, busque lograr ampliar su periodo de utilización. El reciclaje debe ser la penúltima opción, y solo en caso de que los aparatos hayan sufrido daños irreparables y no sea posible reintroducirlos en el mercado. Por eso se hace hincapié en que las condiciones de recogida y transporte (inicio del proceso de reutilización) aseguren la preparación para la reutilización de los RAEE y sus componentes y eviten su rotura, exceso de apilamiento, la emisión de sustancias o pérdida de materiales y el vertido de aceites y líquidos. Con este Real Decreto, España se ha convertido en el primer país de la UE que recoge en su normativa objetivos específicos de preparación para la reutilización.

Reutilización de RAEE

Entre las obligaciones de los productores de aparatos eléctricos y electrónicos se encuentra la preparación para la reutilización de estos una vez son desechados. Esto implica que los productores deberán diseñar y fabricar sus aparatos de forma que se prolongue en lo posible su vida útil, facilitando entre otras cosas, su reutilización, desmontaje y reparación, evitando su eliminación. Además los productores no impedirán la reutilización de estos aparatos usados, podrán establecer mecanismos de cooperación o acuerdos voluntarios con los responsables de la reparación y elaborarán planes de prevención de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) trienales en los que incorporarán sus medidas de prevención.

Reutlización-de-RAEEs

Como subraya el Real Decreto 110/2015, la preparación para la reutilización de AEE crea 296 puestos de trabajo por cada 10.000 toneladas de material reciclado y el reciclaje de 1.000 toneladas de RAEE crea 15 puestos de trabajo y 200 puestos de trabajo si se prepara para la reutilización. En el decreto se establecen por vez primera objetivos específicos de reutilización independientes de los de reciclaje, lo cual ha contribuido notablemente a su incremento.

Las posibilidades de preparación para la reutilización de los RAEE vienen condicionadas por la calidad de las toneladas captadas, el estado en que llegan al centro de preparación para la reutilización debido al diseño de los puntos de recogida, así como por la posibilidad de acceso a estos aparatos en el primer eslabón de la cadena. El sistema de recogida a través del cual las entidades recuperadoras reciben los aparatos influye directamente en el resultado de la reutilización. Es importante, por tanto, manejarlos de forma que no sean dañados y realizar una buena clasificación en la primera etapa de gestión para asegurar su potencial de reutilización.

Lineal vs. circular

A nuestro ritmo actual de consumo, estamos gastando los recursos 1,5 veces más rápido que lo que la naturaleza tarda en renovarlos. En este contexto surgen iniciativas que buscan alejarse de una economía lineal basada en un modelo de fabricación-uso-disposición, y orientarse hacia una economía circular basada en un modelo de reducción-reutilización-reciclaje, centrándose en minimizar el desperdicio y reciclar o reutilizar todos los productos finales. La economía circular mantiene los recursos en uso tanto tiempo como sea posible, extrae el máximo valor de ellos, y recupera y regenera productos y materiales al final de su ciclo de vida. Los productos deben estar diseñados para durar, deben fabricarse con componentes reciclados, y deben ser fáciles de mantener y reutilizar en toda su cadena de valor.

Para los fabricantes existen beneficios significativos con este enfoque más allá de salvar el planeta. La volatilidad de los recursos conduce a un flujo de materias primas impredecible, costes fluctuantes y cambios en la regulación. La reducción de la dependencia de estas materias primas les ayudaría a controlar costes y operaciones.

El caso de los aparatos eléctricos y electrónicos es recurrente en lo que a economía circular se refiere, por el uso intensivo de recursos problemáticos que requieren (como por ejemplo, el coltán) y los ciclos de vida tan cortos que tienen. Los sistemas de alquiler/arrendamiento y reparación/reventa tendrían todo el sentido en muchos de estos aparatos.

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Fuente: https://www.reportlinker.com/p04517371/The-Global-Circular-Economy-The-Impact-of-Reduce-Re-use-Recycle-on-Consumer-Markets.html

5 estrategias del fabricante para fomentar la reparación

Por regla general, las reparaciones son especialmente aplicables a productos de alto valor y larga vida útil, de ahí que el sector en el que más se repara sea el automovilístico. El sector de los aparatos eléctricos y electrónicos sería el siguiente, y esto es lo que debería hacer:

1) En respuesta a un mayor mercado de reparación, los fabricantes se verán con la necesidad de realizar cambios en la disposición de la empresa, aumentando el enfoque a la producción de piezas de recambio.

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2) Establecer acuerdos con empresas de reutilización. Por ejemplo, desde 2015 Koopera cuenta con un acuerdo con un fabricante de electrodomésticos para el cumplimiento del objetivo separado de preparación para la reutilización de aparatos de intercambio de temperatura (FR1) y grandes aparatos (FR4), lo cual supone en torno a un 35% de las entradas anuales de aparatos que llegan a Koopera Electro.

3) La garantía mínima legal es de dos años, no obstante, la garantía comercial no tiene un mínimo estipulado. Esta garantía comercial supone un compromiso de reparación por parte de los propios fabricantes.

4) Una barrera a la reparación es la disponibilidad de piezas de recambio, que actualmente es de 5 años desde que un producto se desclasifica. Este plazo es independiente de la vida del producto. Armonizar la vida de un producto y la disponibilidad de piezas de recambio puede ser una estrategia a considerar. Esto se podría conseguir mediante:

  • un alargamiento de la obligación legal
  • instrumentos financieros que permitan fomentar este alargamiento
  • el uso de piezas estandarizadas (como los cargadores de móvil)

5) Ofrecer dispositivos de reemplazo mientras dure la reparación. Esta estrategia estaría vinculada a productos electrónicos en especial, como pueden ser los móviles o los ordenadores portátiles.

Fuente: https://www.euskadi.eus/contenidos/documentacion/diagnostico_reparacion/es_def/adjuntos/CAST-Diagnotisco_Reparacion_CAPV.PDF

Recomendaciones de la ONU para combatir la obsolescencia

Para las economías desarrolladas, habría dos posibilidades de extensión de la vida útil del producto. La primera perspectiva tendría que ver con el código abierto y se basa en la idea de que si los consumidores tienen mejor información, pueden tomar mejores decisiones de compra. En este sentido se recomiendan las siguientes medidas:

  • Legislar contra la obsolescencia programada.
  • Introducir unos criterios mínimos de durabilidad en los productos (ecodiseño) y desarrollar estándares de medición, prueba y verificación.
  • Introducir una etiqueta de vida del producto estimada por el fabricante.
  • Extender la garantía del producto favoreciendo al consumidor.
  • Garantizar por ley el derecho a la reparación. Por ejemplo, reduciendo el IVA de esta actividad y disponiendo de manuales de reparación y piezas de repuesto.
  • Realizar un seguimiento a largo plazo de los productos que más energía consumen permitiría rastrear el impacto de las diferentes generaciones de producto, y sugerir nuevas maneras de extender su vida útil.
  • Educar e informar a los consumidores de la importancia de la durabilidad y reparabilidad frente al consumo irreflexivo.

La segunda perspectiva sería cerrar el círculo y para las empresas supone mantener el control económico sobre sus productos a lo largo de toda su vida útil, incluida la etapa de consumo, a través de modelos comerciales alternativos como el arrendamiento o el pago por uso. Esto incentiva el desarrollo de productos duraderos y reutilizables. En este caso las recomendaciones serían:

  • Introducir la responsabilidad individual del productor para categorías de productos específicas.
  • Eliminar las barreras legales para el reacondicionamiento y la refabricación, así como las barreras comerciales que prohíben la importación de piezas de productos que se remanufacturarán.
  • Promover modelos de negocios alternativos que transformen a los consumidores de «propietarios» a «usuarios».
Fuente: https://wedocs.unep.org/handle/20.500.11822/22394

7 propuestas para fomentar la reutilización

Reutilizar (segunda mano) un producto desechado y evitar su gestión como residuo es lo más deseable desde un punto de vista medioambiental. Sin embargo entraña ciertas dificultades que pueden salvarse con medidas como:

A) Establecer objetivos legales específicos para la preparación para la reutilización, como ya se ha hecho con los RAEE (del 2 al 4% de lo recogido).
B) Incentivar el ecodiseño, la durabilidad y la reparabilidad de los productos: poder acceder a su interior, no utilizar pegamentos en vez de tornillos, disponibilidad de piezas de repuesto…
Reutiliza
C) Facilitar un flujo de entrada de residuos a los centros de preparación para la reutilización.
D) Conservar el potencial de reutilización del producto desechado (electrodoméstico, textil, mueble) empezando por su depósito y recogida separada.
E) Reducir el IVA de productos que han sido preparados para su reutilización.
F) Licitar servicios teniendo en cuenta la preparación para la reutilización (vaciado de inmuebles, derribos, suministros o reemplazos…).
G) Crear estándares adecuados para los productos preparados para su reutilización, partiendo de que no sean peligrosos ni para el medio ambiente ni para la salud. Por ejemplo, los aparatos eléctricos y electrónicos de segunda mano estarían exentos de cumplir la restricción de ciertas sustancias peligrosas (RoHS).

Fuente: https://aeress.org/wp-content/uploads/Valoraciones-AERESS-EEEC-marzo-2018-v1.pdf