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8 consejos para reducir tu huella de carbono

Screenshot_2020-08-10 Naciones Unidas - Actúa ahora, campaña de acción climática

La huella de carbono es la forma de cuantificar las emisiones de gases de efecto invernadero que son liberados a la atmósfera directa o indirectamente. Tres cuartas partes de los GEI que se emiten corresponden al dióxido de carbono (CO₂). La quema de carbón, gas natural y petróleo para electricidad y calefacción es la mayor fuente única de emisiones globales de GEI. Incluye también el consumo de esa electricidad, por lo que minimizarlo contribuye a reducir esas emisiones. Y de ahí también que sea absolutamente necesario dejar de lado esos combustibles fósiles y optar por fuentes de energía renovables. Realizar este cambio a nivel individual puede resultar complicado para una gran mayoría. Sin embargo, estos ocho consejos sí son fáciles de seguir por tod@s:

1 – Ahorra electricidad: apaga y desenchufa todo lo que no uses, y lo que uses, mejor en “modo económico”.

2 – Para iluminar, la tecnología LED es la más eficiente.

3 – Termostato a 21ºC en invierno y a 25ºC en verano.

4 – No utilices secadora: ni de ropa, ni de pelo, ni de manos.

5 – Ahorra papel: todo digital e imprime lo imprescindible.

6 – Evita lo que sea de usar y tirar: reutilizar es la clave.

7 – Camina. Si no, bicicleta. Si no, transporte público. Si no, comparte coche. Si no, coche eléctrico.

8 – Cultiva plantas o planta un árbol. La fotosíntesis es la mejor manera de neutralizar el CO₂ que ya se ha emitido a la atmósfera.

Reciclaje de lámparas y luminarias

Las lámparas (que comúnmente llamamos bombillas) y luminarias (coloquialmente lámparas, farolas…) también son aparatos eléctricos y electrónicos, y su adecuada gestión una vez se convierten en residuos comienza, como siempre, con su poseedor (arquitectos, empresas de servicios energéticos, diseñadores de iluminación, ingenieros, instaladores, usuario final particular), que debe tomar la iniciativa de depositarlos en el lugar adecuado (punto limpio, contenedores específicos en tiendas o gestor autorizado). Excepto las antiguas bombillas de filamentos (o incandescentes) y las halógenas, que no se consideran aparatos eléctricos y electrónicos, el resto están formadas por complejas mezclas de materiales o sustancias contaminantes (como mercurio), que hacen de su reciclaje una tarea costosa.

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Destino de los materiales extraídos de lámparas y luminarias (Fuente: Ambilamp)

Una vez llegan a la planta, estos residuos se envían a una línea de clasificación para extraer, en primer lugar, los componentes peligrosos que siguen un tratamiento específico. Realizada la separación, se inicia el proceso de fragmentación, que divide las fracciones destinadas a la valorización energética, de aquellas otras que son tratadas para obtener nuevas materias primas para otros procesos industriales. Los materiales recuperados en esta fase son principalmente, metales férricos y no férricos, plástico y vidrio, que se reintroducen nuevamente en el mercado.

El proceso de reciclaje y reutilización supone siempre el ahorro de las materias primas y el consumo de energía necesario para transformarlas, lo que se traduce en una importante reducción de la emisión de CO2 a la atmósfera.

Bolsas de la compra. ¿Cuál es más ecológica?

En términos del calentamiento global que producen y de lo que agotan los recursos naturales no renovables (potencial de agotamiento abiótico, ADP), se descubrió lo siguiente con respecto a las bolsas de la compra:

  • El impacto medioambiental de cualquier tipo de bolsa está determinado por su uso y sus etapas de producción. Su transporte, su envasado y la gestión al final de su vida útil tienen una influencia mínima.
  • El reciclaje o el compostaje generalmente producen solo una pequeña reducción del potencial de calentamiento global y de agotamiento abiótico.
  • Independientemente del tipo de bolsa que se use, la clave para reducir su impacto es reutilizarla tantas veces como sea posible.
  • Cuando la reutilización para compras no sea posible, cualquier otro tipo de uso resulta más beneficioso (por ejemplo como bolsa de basura) que reciclarlas.
  • Las bolsas de mezcla de almidón y poliéster son peores que las bolsas de plástico convencionales, debido tanto al aumento del peso de la bolsa como al mayor impacto en la producción del material.
  • Las bolsas de papel, de polietileno de baja densidad (PEBD), de polipropileno (PP) sin tejer y las de algodón deben ser reutilizadas al menos 3, 4, 11 y 131 veces respectivamente para asegurar que su potencial de calentamiento global sea menor que las bolsas convencionales de polietileno de alta densidad (PEAD) sin reutilizar.

La parte que no se analizó en el estudio es lo altamente perjudicial que es para el medio ambiente el plástico abandonado, ya sea en tierra o en mar. Porque a diferencia del papel o el algodón, el plástico tardaría siglos en descomponerse. Por tanto, las mencionadas ventajas de las bolsas de plástico solo son efectivas si nos responsabilizamos de ellas y evitamos que puedan llegar a contaminar. Teniendo en cuenta este último punto este sería el ranking de bolsas más ecológicas:

*Fuente: https://www.gov.uk/government/publications/life-cycle-assessment-of-supermarket-carrierbags-a-review-of-the-bags-available-in-2006

¿Cómo reducir las emisiones en la gestión de residuos?

Se estima que la gestión de residuos (efectiva o inexistente) es responsable del 4% de emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI). Entre las medidas que pueden adoptarse para reducirlas estarían:

  • Prevenir la producción de residuos mediante el ecodiseño, ampliación de la vida útil del producto, reutilización, etc.
  • Aumentar la recuperación de recursos mediante el reciclaje y la separación de los residuos orgánicos en origen.
  • Reducir el desperdicio de alimentos para limitar las emisiones indirectas de GEI.
  • Reducir las emisiones difusas de metano de los vertederos y las plantas de purificación.
  • Detener la incineración sin recuperación de energía.

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Estos son los pasos para reducir los gases (CH4, CO2) producidos con la gestión de residuos. Puesto que el carbono es el elemento químico mayoritario en las emisiones causantes del efecto invernadero, los esfuerzos van a menudo exclusivamente referidos a él. En términos generales, la llamada transición hacia una economía baja en carbono significa:

  • Ahorrar energía en todos los sectores
  • Desarrollar el uso de fuentes de energía renovables
  • Orientarse hacia la bioeconomía (uso eficiente de la madera y residuos agrícolas)
  • Impulsar la economía circular (ecodiseño, reciclaje y reutilización)

Más información

Fuente: http://unfccc.int/files/mfc2013/application/pdf/fr_snbc_strategy.pdf

Si lleva batería es poco ecológico

La electrificación ha supuesto un gran avance para la humanidad pero también un problema medioambiental. No solo por las emisiones contaminantes que supone generar esa energía sino por los aparatos que la necesitan:

  • cada vez son más, lo que implica que se generen más residuos, y
  • son más complejos, lo que dificulta su reciclaje

Pero la cúspide de ese problema medioambiental, que ya hemos alcanzado, es eliminar los cables de esos aparatos, es decir, que ni siquiera tengan que estar enchufados todo el rato para funcionar. ¿Cómo se consigue esto? Con baterías internas fabricadas con sustancias tóxicas. Y ahí no acaba la pesadilla medioambiental que supone un aparato inalámbrico, porque resulta que todo lo que lleva batería tiende a tener una vida útil mucho más corta. Por ejemplo, ¿cómo de sostenible es un reloj de muñeca mecánico en comparación con un reloj inteligente?

  1. El primero no está fabricado con ningún elemento tóxico mientras que el segundo sí por la batería que lo hace funcionar
  2. El primero puede durar toda la vida pero el segundo durará lo que aguante su batería, es decir, cuando ya no aguante más de 6 horas encendido ese reloj será inservible y se convertirá en un residuo difícil de gestionar

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Y este resultado es el mismo si se comparan unos auriculares con cable a unos inalámbricos, aspiradores, patinetes… Todos estos dispositivos tan cómodos que no llevan cable habrá que desecharlos más temprano porque su batería interna se ha degradado y los hace inútiles. Ser un consumidor responsable y preocupado por el medio ambiente consiste en tener esto en consideración a la hora de comprar un producto u otro.

9 propuestas para descarbonizar Europa

  1. Cerrar todas las centrales eléctricas de carbón.
  2. Generalizar el uso de vehículos eficientes. Establecer regulaciones que favorezcan los vehículos que consumen 2 litros cada 100 km y prohibir los que son grandes emisores de gases de efecto invernadero.
  3. Completar la revolución del transporte urbano con el desarrollo de soluciones de transporte público, en sinergia con la bicicleta: fomentar el uso compartido del automóvil, redes de autobuses expresos en áreas semiurbanas. Todo para conseguir reducir a la mitad el uso de vehículos privados en las ciudades.
  4. Enlazar las principales ciudades con servicios ferroviarios de alta velocidad. Dar prioridad a los trenes para transportar pasajeros en distancias medias.
  5. Reinventar la industria pesada reduciendo la intensidad del carbón en los procesos productivos y dando prioridad a la economía circular y al ecodiseño. Apoyar especialmente la investigación relacionada con la captura y almacenamiento de CO2.
  6. Renovación sistemática de edificios no residenciales del sector público (escuelas, hospitales, etc.) con el objetivo de que su consumo de energía sea cercano a cero.
  7. Reducir a la mitad las emisiones de calefacción residencial con buenos aislamientos y métodos libres de carbono (bombas de calor, madera, energía solar térmica).
  8. Secuestro de carbono con bosques. Limitar la transformación antropogénica de la tierra, no exportar troncos para aserrar y fomentar el uso de la madera en la construcción, como material y para producción local de calor.
  9. Agricultura sostenible. Reducir a la mitad el desperdicio de alimentos. En el sector ganadero, favorecer la calidad sobre la cantidad con etiquetado específico, y adaptar los métodos de remuneración al ganadero.

Fuente: http://decarbonizeurope.org/en/

El reciclaje perfecto

El reciclaje es el proceso por el que materiales usados se convierten en nuevos productos evitando que se desperdicien recursos, y reduciendo el consumo de materias primas, de energía y la contaminación de aire y agua.

Algunos flujos de residuos se reciclan de forma perfecta. Por ejemplo, un residuo como es el plomo resume lo que es el reciclaje circular perfecto. Hace 32 años que cerró en España la última mina de plomo y, desde ese momento, el 100% del plomo que se utiliza en productos tan necesarios como las baterías de arranque de los vehículos, es reciclado. Además, cada vez que se recupera una pieza de estaño o plomo, se compensa el 99% de emisiones a la atmósfera del material empleado. Reciclar metales resulta muy eficiente y otro ejemplo es el cobre, que también puede reciclarse continuamente sin pérdida. El hierro y el acero son los materiales más reciclados del mundo y están entre los más fáciles de volver a procesar porque pueden separarse magnéticamente del resto de residuos.

Latas

De igual manera el vidrio se puede reciclar hasta el infinito sin ningún tipo de degradación. Sin embargo, hay que señalar que reciclar tres toneladas de vidrio solo ahorra una tonelada de CO₂ emitido; mientras que reciclar una tonelada de metal (aluminio de latas) o de papel (o cartón) ahorra cerca de tres toneladas de CO₂. El aluminio se puede reciclar infinitas veces sin pérdida, pero el papel y cartón no.

Todos tienen en común que su reciclaje SOLO es perfecto si se desechan de la forma adecuada, porque de lo contrario pueden convertirse en una pesadilla para el medio ambiente. Y para conseguir hacerlo extensivo a todos los productos es necesario que en la fase de diseño y fabricación se tenga en cuenta que al final de su vida útil puedan ser fácilmente reciclados al 100%, además de emplear esos mismos materiales reciclados en vez de materias primas durante su fabricación.

La ley del carbono

Un equipo internacional de seis investigadores ha propuesto una hoja de ruta para la rápida descarbonización del planeta, cuyo eje central sería una llamada ley del carbono. Esta ley se basa en la ley de Moore, una predicción que señala que el poder de procesamiento de las computadoras se duplica cada 24 meses. Como la de Moore, la ley del carbono no es científica ni jurídica, sino una proyección de lo que podría suceder. Según esta, las emisiones humanas de dióxido de carbono (CO2) deberían reducirse a la mitad cada década a partir de 2020 para llegar a emisiones nulas a mitad de siglo, y poder cumplir con el Acuerdo de París por el clima.

Ley del carbono

Esta ley ofrece un marco sencillo para crear normativas a corto plazo menos ambiguas y más ambiciosas, entre las que estarían duplicar las energías renovables en el sector energético cada cinco a siete años, mejorar las tecnologías para eliminar el carbono de la atmósfera y reducir rápidamente las emisiones procedentes de la agricultura y la deforestación. Este escenario daría como resultado una probabilidad del 75% de limitar el calentamiento global a 2°C. Pero el riesgo más grave es que las economías emergentes, como Sudáfrica, crezcan por el camino convencional por pura inercia. Los esfuerzos internacionales deben dirigirse a incentivar un desarrollo con bajas emisiones de carbono.

Fuente: http://science.sciencemag.org/content/355/6331/1269.full

Declaración ciudadana para promover Ciudades Bajas en Carbono

La semana pasada tuvo lugar en Medellín (Colombia), el primer Foro Mundial de Ciudades Bajas en Carbono. Con el lema “Construyendo Soluciones Colectivas”, este encuentro internacional buscaba soluciones colectivas al problema de la contaminación por carbono que existe en las áreas urbanas. Así, por ejemplo, en la sesión “Una ciudad de cero residuos” se proponía el rediseño de los ciclos de vida de los recursos de manera que puedan volverse a utilizar, con el objetivo de minimizar la generación de basura.

Declaración de los ciudadanos

De este foro surgió también una declaración de intenciones, suscrita por los habitantes de las ciudades, para lograr reducir las emisiones de gases de efecto de invernadero, mitigar el cambio climático y tener ciudades más sostenibles. En este sentido, “una rápida descarbonización de los sistemas socio-ecológicos humanos aparece como opción deseable para el desarrollo humano sostenible”. Estas son las 10 medidas propuestas para conseguirlo:

  1. Intensificar la sensibilización y la educación sobre el cambio climático
  2. Hacer hincapié en la importancia de la innovación social, así como tecnológica
  3. Fomentar la participación de todos los interesados en la creación del cambio urbano
  4. Fomentar la diversidad biológica y social en nuestras ciudades
  5. Financiar la transición post-carbono y vender activos públicos de los combustibles fósiles
  6. Cambio hacia formas de generación de energía renovable y limpia
  7. Dar prioridad a las formas de carbono sostenibles y bajas de transporte urbano
  8. Construir una economía circular y mejorar la gestión de residuos urbanos
  9. Integrar la agricultura urbana en el diseño de nuestras ciudades
  10. Medir, monitorear e informar sobre los problemas del cambio climático

Ciudades Bajas en Carbono

Investigación y Desarrollo (I+D) sobre residuos

El mes pasado el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente presentó a los seleccionados de la cuarta convocatoria de Proyectos Clima. Los Proyectos Clima van dirigidos a la reducción o eliminación las emisiones en sectores como el transporte, residencial, residuos, agricultura o gases fluorados. Los relacionados con los residuos buscan evitar las emisiones que se generan en un vertedero por la descomposición de la materia orgánica. Una vía de actuación será en el propio vertedero a través de la captación del biogás que se genera, mientras que la otra consistirá en evitar que la materia orgánica se deposite en el vertedero. Los proyectos y programas seleccionados en la convocatoria de 2015 han sido:

  1. Instalación de una central de cogeneración, mediante biogás procedente de EDAR, con aprovechamiento térmico de los gases de escape y recuperación de calor del circuito de refrigeración. Promovido por el Ayuntamiento de Sabadell.
  2. Planta de valorización, mediante el proceso transformación termoquímica de pirólisis catalítica, de biomasa residual en biocarbón y biolíquido. Promovido por Hitech Management y Biosonoil.
  3. Planta de gasificación de Residuo Sólido Urbano (RSU) y fracciones de rechazo para producir un combustible gas que es utilizado en caldera de cogeneración para obtener energía térmica y eléctrica. Promovido por Greene Waste to Energy.
  4. Instalación de plantas para la valorización de residuos que actualmente se depositan en vertederos, para generación de un combustible diésel sintético de alta calidad, apto para su uso en automoción y otros usos. Promovido por Miracoil.
  5. Implantación de un nuevo sistema de captación de gases en vertederos orientado a valorizar el metano para la generación de energía, evitando su difusión a la atmósfera o la combustión en antorcha. Promovido por Asociación Nacional de Empresas Públicas de Medio Ambiente.
  6. Construcción de una instalación de reciclaje y conversión de gases refrigerantes mediante la conversión a sales de sodio y usando como fuente de energía el metano contenido en el biogás de vertedero. Promovido por E-Waste Canarias.
  7. Construccción de planta de compostaje de residuos orgánicos y material SANDACH para valorizar determinados residuos que, de otra manera, se eliminarían mediante su depósito en vertedero. Promovido por Biogas Fuel Cell y Purines Almazán.

Proyectos Clima