Un material usado es reciclable si se puede someter a un proceso (tratamiento) para que se pueda volver a utilizar.
En realidad, los residuos que depositamos en los contenedores de reciclaje no se pueden reciclar del todo. Una botella solo de vidrio, sin tapón y sin etiqueta podría reciclarse por completo, pero no hay un ningún producto que salga así al mercado. Una lata de aluminio, tras reducir las tintas de fuera y el recubrimiento del interior, llega a un 98% de reciclabilidad.
El papel y cartón están compuestos de fibra de celulosa, un material que funciona muy bien para el reciclaje, aunque con un número de veces limitado: unas 10. De cada brik solo se puede reciclar la parte de cartón: el plástico y el aluminio van a vertedero o se incineran.
Las plantas de reciclaje de plásticos separan en cuatro flujos:
- PET (las botellas de agua),
- HDPE o polietileno de alta densidad (las botellas blancas de leche y envases de productos de limpieza),
- formatos film (bolsas y envoltorios que pueden estar hechos de polietileno de baja densidad o polipropilenos…) y
- lo que se denomina plástico mezcla de poca calidad, donde se juntan todas las demás variedades: por ejemplo, un envase de yogur (que suele ser de poliestireno).
Desde el punto de vista del ecodiseño, los envases de plástico y vidrio más reciclables son los de color transparente.
El textil está hecho de una enorme mezcla de tejidos distintos, a lo que hay que sumar cremalleras, metales, abalorios… El calzado es todavía peor, ya que puede incorporar goma, textil, cuero, metales, plástico y hasta madera. Por eso es muy difícil reciclar ropa usada o que no se vende.
En definitiva, el producto monomaterial es el más reciclable.
Fuente: https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2021-05-02/el-viaje-no-tan-circular-de-los-residuos-domesticos-en-espana.html