Existen numerosas tecnologías para la valorización energética de los residuos: incineración, gasificación, pirólisis, secado térmico, digestión anaerobia, compostaje. La incineración de basuras está ampliamente extendida en algunos países como Dinamarca, que incinera hasta un 56% de sus RSU, Suecia el 52%, los Países Bajos un 30% y los Estados Unidos el 16%. En nuestro país existen 22 plantas incineradoras que queman un 6% de los residuos. La incineración consiste en la oxidación total de los residuos en exceso de aire y a temperaturas superiores a 850ºC. Se realiza en hornos apropiados con aprovechamiento o no de la energía producida en cuyo caso se habla de valorización energética (Waste-to-Energy). La utilización del residuo como energía es el ejemplo óptimo de valorización.
El poder calorífico de los residuos es variable, en el caso de los plásticos hidrocarbonados se estima que es comparable a la de los derivados del petróleo con algunas ventajas medioambientales como la de no generar óxidos de azufre, causantes de la lluvia ácida. Sin embargo la combustión de PVC genera un 50% de energía que los anteriores.
Otros inconvenientes que se presentan:
- La combustión indiscriminada de la basura sin separación produce como efecto de la combustión determinados productos muy tóxicos. La presencia de PVC en la mezcla, aporta a los gases de combustión ácido clorhídrico que en presencia de materia orgánica puede originar productos tóxicos.
- Las cenizas producto de la combustión contienen metales pesados, tales como el cadmio en cantidades consideradas peligrosas y deben recibir un tratamiento especial como residuos peligrosos.
- Como consecuencia de los dos puntos anteriores es necesario hacer cuantiosas inversiones tecnológicas.
- Si se incineran materiales reciclables por otros procedimientos se produce un consumo de recursos valiosos.
Como respuesta a estos problemas la tecnología de la incineración se ha desarrollado mucho los últimos años con el fin de reducir las emisiones de gases y humos. Las incineradoras operan a temperaturas elevadas con el fin de destruir dioxinas y furanos, normalmente lo hacen a 1000ºC. Por otro lado y para garantizar la composición de los gases emitidos incorporan unidades de lavado y filtros adecuados. Todo ello regulado por una estricta normativa tanto europea como nacional.
En los países europeos más concienciados en protección medioambiental, como por ejemplo Alemania, Noruega, Austria o Bélgica, los porcentajes de sustitución de combustibles fósiles por residuos oscilan entre el 50 y el 65%. En España este porcentaje fue del 26% en 2012. Actualmente la valorización energética de residuos en España se está realizando sobre todo en cementeras. Los residuos que se utilizan en las fábricas de cemento como combustibles alternativos pueden ser sólidos (plásticos, residuos de la producción papelera…) o líquidos (aceites minerales usados, disolventes, pinturas, barnices…). Muchos de estos residuos son totalmente biomasa (madera, lodos depuradora, harinas cárnicas) o tienen un contenido parcial de biomasa (neumáticos usados o combustibles derivados de residuos urbanos). Este es un dato muy importante puesto que la utilización de combustibles con biomasa se considera neutra en cuando a sus emisiones de CO2.