El problema de los residuos y su reciclado es fundamental para la conservación del medio ambiente. Sin embargo, en muchos países es un asunto de poca importancia para los gobiernos. Un ejemplo es China, que tiene el dudoso honor de albergar uno de los mayores vertederos electrónicos del mundo en la ciudad de Guiyu.
VERTEDERO QUÍMICO
Pero además de residuos electrónicos, China también tiene problemas con las sustancias químicas tóxicas. De hecho este mes de agosto han explotado lugares donde se almacenaban sin las medidas de seguridad necesarias:
– 12 de agosto: explosiones en un almacén de productos químicos del puerto de Tianjin, al norte de China, causan 145 muertos y 800 heridos.
– 22 de agosto: explosión de una planta química en la provincia oriental china de Shandong, y que provocan la muerte de una persona y heridas a otras nueve.
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Greenpeace ha pedido al gobierno chino que mejore la gestión de sustancias químicas peligrosas en el país, tras la decimocuarta explosión de este año (Tianjin), ya que ni siquiera se están cumpliendo los requisitos que aparecen en la legislación china. Prueba de esta falta de escrúpulos medioambientales es el hecho de que el almacén de productos tóxicos de Tianjin estuviera a sólo 560 metros de un complejo residencial o a 630 metros de la estación de tren, frente a los 1.000 que impone la ley.
VERTEDERO ELECTRÓNICO
La ciudad china de Guiyu recibía basura electrónica de todo el mundo para reprocesarla, con un costo medioambiental sumamente alto. Lo que la convirtió en el segundo lugar con más polución del planeta y desde hace años se la conoce como Ciudad Veneno.
«Antes, la basura se nos enviaba de otras partes del mundo hacia China. Esa era la principal fuente (de residuos) y el principal problema», dijo Ma Jun, director de una de las principales ONG ecologistas, el Instituto de Asuntos Públicos y Ambientales. «Pero ahora, China se ha convertido en una potencia consumidora por sí sola», agregó. Genera 6 millones de toneladas de desechos electrónicos al año, Estados Unidos 7,1 millones y el mundo entero 41,8 millones, según los datos de 2014 de la ONU.
Por si toda esta contaminación no fuera suficiente, China ostenta el dominio sobre el mercado de tierras raras, que podría decirse que se sustenta en su mayor disposición a asumir el impacto ambiental que esta actividad conlleva, a diferencia de otros países.