En la Unión Europea, con objeto de facilitar la eliminación y recogida separada de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), los productores deben marcar con el símbolo inferior los AEE que introduzcan en el mercado. Además, también es habitual que los aparatos eléctricos y electrónicos lleven una etiqueta con las letras «RoHS». Esta etiqueta no estandarizada señala que ese producto no lleva más cantidad de la permitida en seis sustancias tóxicas concretas (Restriction of Hazardous Substances):
- Cadmio(Cd) – 100 mg/kg
- Plomo (Pb) – 1000 mg/kg
- Mercurio (Hg) – 1000 mg/kg
- Cromo hexavalente (Cr (VI)) – 1000 mg/kg
- Bifenil polibromado (PBB) – 1000 mg/kg
- Difenil éter polibromado (PBDE) – 1000 mg/kg
Estas restricciones se aplican actualmente en la Unión Europea, Noruega, Turquía, Rusia, Kazajistán, Bielorrusia, India, China, Taiwán, Japón, Corea del Sur, y California.
En Japón, se exige a fabricantes e importadores exponer la información de los aparatos que contengan alguna de estas seis sustancias peligrosas. La etiqueta es verde si no se exceden las cantidades máximas de sustancias peligrosas, o si por el contrario, requiere gestionarse en la cadena de suministro para su adecuado reciclaje.
En China, la ley también obliga a etiquetar los aparatos eléctricos y electrónicos. El punto verde solo debe ponerse cuando se cumple con los niveles máximos de sustancias peligrosas. En caso contrario hay que utilizar el naranja, donde los números indican los años de uso respetuoso con el medio ambiente desde la fabricación. Por ejemplo, en el caso de las baterías sería en torno a 5 años y en el caso de monitores o notebooks sería de 10 años.