La sociedad de consumo en la que vivimos hace que se generen cantidades ingentes de productos plásticos, papel o cartón, vidrio, aparatos eléctricos y electrónicos… todos ellos con una vida útil muy corta.
Cuando ya no nos sirven y se desechan, se convierten en residuos. En pueblos y ciudades existen desde hace años diferentes tipos de contenedores para recoger fundamentalmente residuos orgánicos, envases, vidrio, papel/cartón y otros. Es fundamental concienciar a la ciudadanía sobre la correcta utilización de cada uno de los contenedores, con el fin de poder destinar el residuo correspondiente a las plantas de reciclaje autorizadas, de forma que se pueda garantizar su procesamiento y/o valorización.
La protección del medio ambiente es el objetivo primordial, al igual que la recuperación de materias primas procedentes de los residuos en general. Por este motivo es necesario que los productos sean cada vez más amigables con el medio ambiente y que también puedan ser reutilizados cuando finalice su vida útil.