Europa en la encrucijada

La semana pasada, Europa fue protagonista de varias noticias medioambientales nada alentadoras. La Comisión Europea hizo oficial la eliminación de 80 normativas pendientes, entre las que se encontraban los paquetes relativos a economía circular y calidad del aire. Uno de los descartados proponía una revisión de las Directivas de Residuos, estableciendo un objetivo de reciclado del 80% para envases en 2030, la prohibición del vertido en 2025, la obligación de la recogida selectiva en origen de los biorresiduos y la reducción del 30% de los residuos alimentarios.
Además, el Parlamento Europeo dio el visto bueno a una Directiva de Calidad de los Combustibles que no discrimina el consumo de los combustibles más sucios (petróleos no convencionales) por lo que obstaculiza el objetivo para el que fue creada, la reducción de emisiones para 2020.

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Y por otro lado, el informe “Prevención de residuos en Europa”, elaborado por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), mostró que la mayoría de los programas de prevención de residuos (18 países de 31 los tienen) mencionan el objetivo de “disociar” la generación de residuos del crecimiento económico, pero sin ofrecer objetivos cuantitativos ni los correspondientes planes de seguimiento. Además, la mayoría (60%) tienen que ver con la información y la sensibilización, mientras que los instrumentos regulatorios o económicos son mencionados con bastante menos frecuencia (17%).
Con todas estas noticias, queda patente que Europa pierde el interés o se retrasa en tomar las medidas más ambiciosas en materia medioambiental, lo que sin duda va en perjuicio de su sostenibilidad.

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