El vidrio es uno de los materiales que ofrecen más ventajas de reciclaje porque puede reciclarse infinitas veces sin pérdida de calidad.
A grandes rasgos se pueden diferenciar dos tipos de vidrio:
– hueco, el de los envases y cuyo reciclaje se gestiona a través de Ecovidrio.
– plano, el proveniente de cristalerías, empresas de construcción y demolición, desguaces de automóviles…
Para reciclarlos se vierten sobre una cinta transportadora, donde la piedra, porcelana y cerámica (los mayores contaminantes del vidrio) se apartan manualmente. A continuación, el proceso se mecaniza: sistemas de infrarrojos, imanes, aspiradores y una serie de máquinas que primero separan el grano de la paja. Y después son capaces de separar ese grano por colores.
El color del vidrio determina la cantidad de material reciclado (calcín o casco) que se puede emplear para su fabricación. El color verde es el que más porcentaje admite: puede contener hasta un 60-80% de vidrio reciclado. Sin embargo, el vidrio color topacio puede llegar a un 30 a 50%. En el caso del blanco (transparente), incluso cribando al máximo el casco para retirar las otras tonalidades, no se incluye más de un 5-15%, porque el vidrio coloreado no puede volver a ser transparente. De modo que, aunque en teoría sería posible, en la práctica no se producen botellas que contengan un 100% de vidrio reciclado.