Diseñar un producto que dure y pueda reciclarse supone contribuir a la economía circular, donde los ingresos y beneficios económicos se obtienen de forma sostenible.
Son dos los niveles de intervención para hacer que los dispositivos electrónicos duren lo máximo posible:
Hardware
- Pantalla y batería reemplazables
- Modularidad cosmética (por ejemplo, cambio de carcasas)
- Modularidad completa (por ejemplo, teléfonos montados por módulos)
- Compatibilidad de las partes entre diferentes modelos
- Durabilidad (materiales y ensamblaje duraderos)
- Reciclabilidad (materiales que puedan reciclarse)
Software
- Diagnóstico de hardware
- Diagnóstico de funcionamiento
- Disponibilidad de drivers
- Sistema Operativo simplificado para una segunda vida
El modelo de negocio, en definitiva, tiene que estar orientado a la vida del dispositivo, no a la cantidad que se vende. Se basaría en el alquiler, en la recompra de modelos antiguos u ofrecer un servicio combinado de acceso por registro (solo funcionamiento online) y dispositivo (como Amazon o SO Chrome).
En los países menos desarrollados económicamente hay más cultura de la reparación, y se espera que los dispositivos sean fiables y de fácil mantenimiento. Un dispositivo antiguo que funcione correctamente resulta interesante para quienes no busquen gastarse mucho dinero y quienes no necesiten las últimas prestaciones. El ciclo de vida de la industria electrónica debería parecerse más a la de los automóviles, donde la segunda mano está completamente asentada y extendida. No hay que olvidar que la reutilización y la recolección de piezas es mucho más valiosa que su reciclaje.
Fuente: https://green-alliance.org.uk/wp-content/uploads/2021/11/A-circular-economy-for-smart-devices.pdf