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Sellado y recuperación ambiental de un vertedero

Los vertederos deben estar situados y diseñados de tal forma que cumplan con el requisito de evitar la contaminación del suelo y de las aguas subterráneas y superficiales, garantizando la recogida y retirada de los lixiviados, y la captación y extracción de los gases que se puedan generar para evitar las emisiones a la atmósfera. Este requisito se debe mantener, no sólo durante la fase de explotación y operación de las instalaciones, sino que se debe prolongar a lo largo de todo el periodo de mantenimiento post-clausura que en ningún caso será inferior a 30 años.

El proceso de sellado de un vertedero no se basa únicamente en el cubrimiento con tierras de los residuos depositados, sino que incluye la desratización, el desmontaje y desconexión de la red de alumbrado, la demolición de edificaciones, el tratamiento de lixiviados, la desgasificación*, la evacuación de aguas pluviales y la recuperación paisajística de la zona con la plantación de arbustos de raíz corta y de encinas, pinos y almendros.

TRISOPLAST

El material para sellar un vertedero no solo ha de ser impermeable, sino que debe permanecer inalterable con el paso del tiempo, y es necesario que resista importantes alteraciones físico-químicas provocadas por los contaminantes albergados en la masa de residuos que pueden verse movilizados internamente. La barrera mineral Trisoplast resuelve estos problemas a base de bentonita con un polímero especialmente formulado, que se mezcla y amasa con arena, y luego se extiende y compacta con procedimientos de construcción civil ordinarios. La mezcla arena-bentonita-polímero se transforma en una estructura fuerte y densa, similar a la de un gel, formada por una red de enlaces químicos que resulta más eficaz que los materiales naturales empleados tradicionalmente. El sistema se desarrolló en Holanda hace ya más de 10 años y en este plazo ha conseguido allí una cuota de mercado superior al 90%.

Comparativa sellado vertedero
* La desgasificación consiste en la extracción de biogás, a través de unas chimeneas que se conectan con una estación de regulación y medida. Esto evita la emisión a la atmósfera de metano, un gas con efecto invernadero 24 veces superior al CO2.

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